📅 23 de enero, 2020
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La abundancia es la experiencia en la que nuestras necesidades se satisfacen con facilidad y nuestros deseos se cumplen espontáneamente. Sentimos alegría, salud, felicidad y vitalidad en cada momento de nuestra existencia.¹
En este mundo hay miles de millones de personas que desearían experimentar un cambio definitivo en sus vidas. Con frecuencia piensan y hablan sobre ello. Trabajan con la intención de mejorar y se afanan hasta el límite de sus fuerzas; sin embargo son muy pocos los que realmente consiguen salir de su triste condición.²
El éxito y la prosperidad son atributos espirituales que nos pertenecen a todos, aunque no todos sepamos hacer uso de ellos.²
Cuando arraigamos en la naturaleza de la realidad y, al mismo tiempo, sabemos que esa realidad es nuestra propia naturaleza, comprendemos que somos capaces de crear cualquier cosa, porque todo el material de la creación tiene el mismo origen. La naturaleza acude al mismo sitio para crear un conjunto de nebulosas, una galaxia de estrellas, una lluvia en el bosque o un cuerpo humano, igual que para crear un pensamiento.¹
La abundancia o riqueza significa que uno es capaz de satisfacer fácilmente sus deseos, cualesquiera que éstos sean, ya sea que se apliquen al reino material o a nuestras necesidades emocionales, psicológicas o espirituales o al reino de la relación. La atención de una persona verdaderamente rica nunca está enfocada únicamente en el dinero. Más aún, una persona rica jamás tiene preocupaciones monetarias. Puede tener millones de pesos en el banco, pero si todo el tiempo piensa en el dinero, si se intranquiliza por eso, si se preocupa por el dinero, por obtener más, por no tener suficiente, por perderlo, entonces, sin importar la cantidad de dinero que posea, es pobre.¹
Es importante saber qué es lo que realmente se quiere, ir a la raíz. Es muy importante saber cómo te quieres sentir, porque cuando se tiene claro y te centras en ello al final se consigue, llegando a tu vida cualquier cosa que te haga sentir así.
Lo curioso es que a veces se logra sin un esfuerzo sustancial; sencillamente, al evocar como te quieres sentir, se reorganizan las cosas allá donde estás o con quien estás. Es necesario saber cómo te quieres sentir y comenzar a experimentar esa sensación en cualquier aspecto de tu vida por sencillo e insignificante que te parezca. Por otro lado, saber cómo te quieres sentir te pondrá cara a cara con aquello que lo impide, poniéndote en una mejor situación al saber qué has de cambiar.³
Todos tenemos un campo magnético que nos rodea, que está en estrecha relación con nuestras emociones, creencias y formas de pensar. Depende de lo que emita este campo al exterior, así se recibirá. La vida no hace nada más que plasmar a tu alrededor eso que crees que es, eso que piensas que obtendrás o no. La vida coge tu información emitida por ese campo y te materializa tu propia creación.³
La importancia del campo magnético y de lo que atraemos es muy real, pero no hay que dejar de tener los pies en la tierra.
Una de las causas por las que se termina abandonando ciertos objetivos o dejando de creer en la ley de la atracción es elevarse demasiado y no mantener los pies en la tierra. Tras todo este proceso y la observación de uno mismo se va cambiando la antigua programación mental por una nueva. Una nueva programación lleva a nuevas vivencias y nuevos aprendizajes. Con esto se quiere decir que en ocasiones, cuando alguien se enfoca en un objetivo, es necesario aprender ciertas cosas y dejar atrás otras. En el proceso de esto habrá altibajos, habrá momentos de debilidad, habrá momentos en los que se desee abandonar. Sólo teniendo en cuenta esto sabrás que al llegar algo así a tu vida tiene su razón de ser para cumplir tu objetivo y te mantendrá fuerte para aprender lo necesario sobre eso y dar un paso más.³
En esencia todos somos abundantes. Si miras con atención podrás comprobar la abundancia en ti. Son las vivencias, las creencias a las que se es sometido y las propias experiencias, las que nublan la visión de esa gran verdad. Se necesita valor, constancia, seguridad y motivación para cambiar el rumbo de la vida. Todos estos valores los tienes dentro de ti, cualquier ser humano los tiene, tan sólo a veces están prisioneros tras los barrotes de sus propias creencias.
Recuerda aquella ocasión en la que demostraste tu valor o aquella en la que fuiste constante; piensa en esa ocasión en la que te sentías muy seguro de ti mismo; piensa en aquellas ocasiones que desbordaste motivación.
La vida siempre te acerca situaciones o personas acordes a tus objetivos. Pero no siempre se está atento a este hecho, porque no se tiene en cuenta que a veces llegan para mostrarnos algo que pondrá patas arriba nuestra antigua forma de pensar. Algo absolutamente necesario en muchas ocasiones para alcanzar nuestro objetivo. Eso se debe agradecer.³
Al agradecer algo que llega a tu vida suceden varias cosas. Por un lado te sientes bien al hacerte consciente de que eso llegó a tu vida. Quizás no todo el mundo disponga de ello a pesar de poder parecerte algo insignificante. Por otro lado comienzas a darte cuenta de la cantidad de pequeñas cosas por las que tienes que agradecer y que hasta ahora te pasaron desapercibidas.³
Cree tanta riqueza como desee su corazón. Satisfaga cada deseo material y no material. Produzca riqueza y gástela. Gástela generosamente, para después compartirla y darla a los demás. Désela a sus hijos, a su familia, a sus parientes, a sus amigos, a la sociedad y al mundo. La riqueza es del universo y no nos pertenece, sino que nosotros le pertenecemos.¹
Es importante sentir y pensar que sí se puede y que eres capaz. Así modificas la vibración natural.
Ahora igual que ayer puedes conseguir tú objetivo.
¹ Chopra, D. (1993). Como crear abundancia. Recuperado el 21 de Enero de 2020.