📅 19 de julio, 2019
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El miedo es una emoción que surge si la integridad personal o la vida está en peligro, cuando se tiene un susto, es decir, cuando un estímulo sensorial imprevisto posee la intensidad suficiente como para despertarlo, o al percibirlo en otra persona o grupo; depende de la capacidad para enfrentar la vida, y lleva a adoptar medidas adecuadas para protegerse. Temor, alarma, sobresalto son sus sinónimos. El miedo es una de las emociones que se presenta al comienzo de la vida; en los años siguientes, la incorporación del Superyó permite la aparición de las emociones sociales: vergüenza, timidez y culpa.(Moscone, 2012).
La mayoría de los miedos serán pasajeros y no representarán ningún problema, irán apareciendo y desapareciendo en función de la edad y del desarrollo psiconeurológico. Estos miedos, a través del aprendizaje, resultan muy útiles en muchas ocasiones pues podrán ayudar a enfrentarse de forma adecuada y adaptativa a situaciones difíciles, complicadas, peligrosas o amenazantes que puedan surgir a lo largo de la vida y su función fundamental será proteger de posibles daños generando emociones que formarán parte de una continua evolución y desarrollo.
El miedo deja de ser respuesta normal, adaptativa, necesaria y positiva cuando superan el umbral de tolerancia, no hay percepción de control, se produce una evitación continuada del estímulo aversivo, interfieren considerablemente en el funcionamiento normal y adaptativo[…] Estas respuestas son excesivas y vienen cargadas de un estado de ansiedad considerable, continuo y persistente, son poco razonables e intensamente desproporcionadas, se prolongan en el tiempo y generan un malestar clínicamente significativo con enorme sufrimiento, que lo sufre tanto el niño como los padres o adultos. En esta situación el miedo se convierte en fobia, donde ya no hay miedo sino pánico, y la ansiedad pasa a ser negativa y patológica.(Bastida de Miguel, S/F).
La fobia es un miedo intenso ante una situación, que va mucho más allá de la precaución razonable que presenta el peligro; es decir, es un miedo irracional y desproporcionado, que no puede ser explicado ni razonado, está fuera del control voluntario y conduce a la evitación de la situación temida, lo cual contribuye poderosamente a mantenerla. En este caso podemos considerar que hay un trastorno psicológico. Según el DSMIV-TR, podemos hablar de fobia cuando la conducta de evitación interfiere con la vida normal del individuo, altera su estilo de vida, sus actividades, relaciones con los demás o existe un intenso malestar debido a su miedo.(Pérez Grande, 2000)
En ocasiones, incluso puede ser un ser aspecto deseado y perseguido activamente para gozar con la tensión y excitación que provoca —el ejemplo más popular son las películas de terror—, más aún, algunas personas buscan oportunidades para experimentar vívidamente el miedo y dominar el peligro a través de deportes de riesgo, u otras prácticas peligrosas.
Por otro lado, también se conoce un miedo colectivo y es una emoción intensa compartida por un grupo o sociedad ante la percepción de un estímulo amenazante, cuyas fuentes pueden ser: psicosociales, políticas, económicas, culturales, espirituales, del cuidado de la salud, de manipulación de los medios de comunicación o más. (Barrera Méndez, 2010)¹ Pese a sentir y compartir un miedo intenso, muchas veces las personas llevan a cabo acciones heroicas y coordinadas (hecho mostrado no sólo entre víctimas de guerra, sino también entre personal de ocupaciones peligrosas como bomberos). Más aún, las investigaciones llevadas a cabo sobre personas aterrorizadas por desastres sugieren que el pánico es de corta duración, y que aún las personas que sienten miedo intenso y están más alteradas, pueden ser rápidamente inducidas a seguir las reglas de las autoridades y los líderes locales. (Turner & Killian, 1972.)²
Aunque en la actualidad se tiene una idea más integral de cuerpo y mente como un todo, esto no siempre fue así. El ser humano ha pasado por diversos paradigmas: Darwin (1809-1882) lo consideraba un ser biológico, para Descartes (1596-1650) el ser humano era racional, para Sigmund Freud (1856-1939) el ser humano era un ser psicológico, mientras que para Comte (1789-1857) el ser humano era un ser social. Si un acontecimiento de la vida cotidiana no puede resolverse se guarda en la mente y en el cuerpo en lo más profundo de nuestro ser. De esta manera el miedo puede ser analizado desde diferentes enfoques (Barrera Méndez, 2010.)¹:
El miedo también se puede aprender a no temerlos independientemente del enfoque en donde se analicen. Las emociones están directamente relacionadas con los significados, y de hecho no se produce ningún cambio emocional sin que se produzca un cambio cognitivo. Generalmente, ignoramos que, predominantemente, actuamos y pensamos según nuestro estado emocional. Las emociones forman parte de la estructura básica de nuestro ser, determinan nuestro carácter y nuestros razonamientos.
¹Barrera Méndez, J. A. (Enero-Febrero. de 2010.). El miedo colectivo: el paso de la experiencia individual a la experiencia colectiva. El Cotidiano.(159), 5-10.
²Turner, R. H., & Killian, L. M. (1972.). Comportamiento colectivo. New Jersey.: Prentice Hall.