La cultura y personalidad

📅 06 de septiembre, 2019

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Todos los individuos nacemos por naturaleza dentro de una cultura. La cultura es la creación de condiciones y de situaciones y medios que constituyen la plataforma sobre la que se desarrolla la vida de la especie humana y la posibilidad de que incluso los individuos que forman parte de esa especie humana sean modificados. Son esquemas de conducta, de ideas y de valores que forman parte de un grupo social viviendo en un determinado ambiente.

La viabilidad del concepto de los rasgos no requiere la existencia de algunos rasgos a través de las culturas. Dimensiones de rasgos específicos de la cultura pueden existir. Sin embargo, parte del mayor apoyo para el concepto de rasgo a través de las culturas, proviene de estudios sobre la compatibilidad transcultural de las dimensiones de la personalidad. (Church, 2003)¹

Según Rosseau (citado por Smith, 1991)², el comportamiento de las personas tal y como nosotros lo vemos, es de origen social, ya que el individuo en sí no puede exponer su individualidad original, porque las presiones de orden social son muy fuertes y definidoras de la forma de actuar para poder convivir.

Es muy importante que la psicología esté ligada a la cultura, puesto que, al ignorar niveles de constructo culturales, puede ser criticada por teorizar tratando con la personalidad, cuando el hecho es que ésta lidia con la cultura. Al ignorar la cultura, se ignora parte del ambiente y sería una manera muy errónea de analizar la conducta puesto que estás dejando de lado, un proceso tan básico como la percepción, el cual es afectado por la frecuencia humana con estímulos cuyas frecuencias varían en diferentes ambientes.

La personalidad del individuo se conforma a través de los procesos temporales o cambios progresivos del funcionamiento total, no solo de madurez orgánica, sino también de la integración del cambio constitucional con lo aprendido. El desarrollo se basa en un continuo "cambio-constancia" que va desde la niñez temprana hasta la edad adulta produciendo que cada dimensión de desarrollo tenga su influencia en las otras. Así, los cambios en los procesos afectivos influyen en los procesos cognoscitivos y viceversa. (Smith, 1991)²

A pesar de la importancia de la sociedad, la individualidad, según Allport³, es una característica primaria de la especie humana, es entonces, sobre esta individualidad, que la cultura y el medio social empiezan a crear presiones, que de una u otra forma van moldeando y convirtiendo al individuo en ser social, así el niño es sólo persona, y es a través del proceso de socialización que se convierte en personalidad, "la personalidad, como todas las cosas vivas, se modifica al crecer", aun cuando los cambios son graduales y bastante sutiles, es evidente que con el desarrollo orgánico y el aumento de la capacidad de aprendizaje la persona va involucrándose más en lo que la cultura que lo rodea considera como "normal" o sea bueno y aceptable.

La persona como ser dinámico, y con sus cualidades individuales, se introduce en su medio cultural con dos opciones: una será de aceptar pasivamente lo que la sociedad le impone, y por tanto adquirir y respetar todas las pautas y valores establecidos, la otra rebelarse contra lo existente y luchar por dar un giro de esas pautas y valores. Pero siempre a favor o en contra, contará solo con las armas que su sociedad posea, es sólo, que su vivencia individual, le proporcionó una percepción diferente de los valores sociales.

Todo ser humano al nacer posee una personalidad "potencial", en cuanto a que tiene los elementos básicos de la misma. Esta potencialidad comenzará a ser realidad cuando se inicie el desarrollo de ciertas características y capacidades, como trabajo intelectual, creatividad, conducta intencional y valores éticos, entre otras, que indican que los diversos elementos de la personalidad están funcionando con cierto nivel de organización. (Salvaggio & Sicardi, 2014)⁴

Al tratar de explicar qué es la personalidad, indicábamos que contiene elementos de origen hereditario y ambiental. Estos elementos o factores constitutivos de la personalidad son: 1. el temperamento 2. el carácter 3. la inteligencia 4. Status y Roles sociales. (Salvaggio & Sicardi, 2014)⁴

  • Temperamento: El temperamento se hereda. Allport lo define así: "Los fenómenos característicos de la naturaleza emocional de un individuo, incluyendo su susceptibilidad emocional, la fuerza y la velocidad con que acostumbran a producirse las respuestas, su estado de humor preponderante y todas las peculiaridades de fluctuación e intensidad en el estado de humor, considerándose estos fenómenos como dependientes en gran parte de la estructura constitucional y predominantemente hereditarios".
  • Carácter: "Carácter es el conjunto de rasgos de personalidad, relativamente perdurables, que tienen importancia moral y social". La niñez y adolescencia son etapas muy importantes en la formación del carácter, tanto positiva como negativamente. Las fallas, lagunas, distorsiones, experiencias traumáticas, así como las costumbres, vivencias felices y satisfactorias, normas y prácticas morales y éticas van señalando y matizando el carácter
  • Inteligencia: En sí la inteligencia no es algo material, sino un concepto abstracto al que se ha llegado por un proceso de análisis y síntesis de sus consecuencias. En eso que llamamos «inteligencia» confluyen una serie de elementos que tienen que ver con el aprendizaje, la adaptación a situaciones nuevas, la solución de problemas, el proponerse fines, la capacidad de valoración y autocrítica. Según Gardner “La inteligencia es la capacidad de comprender el entorno y utilizar ese conocimiento para determinar la mejor manera de conseguir unos objetivos concretos”.
  • Status y Roles sociales: El rol lo define Krech así: "Es la estructura de necesidades, objetivos, creencias, sentimientos, actitudes, valores y conductas que los miembros de una comunidad esperan que debe caracterizar al ocupante de una posición." La personalidad de un individuo se halla moldeada por el rol y el status que ocupa en la sociedad. Todo individuo tiende a encuadrar su personalidad de acuerdo con la posición y el papel que desempeña en la sociedad.

Como conclusión podemos afirmar que una persona con personalidad definida es aquélla que está bien integrada interiormente, que se adapta correctamente al medio ambiente, que obtiene gratificaciones de él mismo y se comporta trascendentemente de acuerdo con sus aptitudes y posibilidades.

¹Church, T. (Enero de 2003). Cultura y personalidad: Hacia la integración de una psicología cultural de rasgos. Revista Electrónica de Psicología Iztacala, 6(1).

²Smith, M. (1991). ETSoc, Escuela de trabajo social, ucr.

³Allport, G. (1986). La personalidad. Su configuración y desarrollo. Barcelona: Herder Editorial.

Salvaggio, D. G., & Sicardi, E. D. (2014). UCES.