📅 21 de junio, 2019
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La paternidad puede entenderse como el proceso psicoafectivo por el cual un hombre realiza una serie de actividades en lo concerniente a concebir, proteger, aprovisionar y criar a cada uno de los hijos, jugando un importante y único rol en el desarrollo del mismo, distinto al de la madre. (Oiberman, A. Citado por Calvo, 2014)¹.
La presencia del padre ayuda a desarrollar una mayor autonomía e independencia, además de promover la adquisición de los valores sociales y el desarrollo moral. El padre es quien brinda flexibilidad, variación y enriquecimiento a la forma en que el niño o niña se relaciona con el resto en el futuro y otorga las herramientas para resolver los problemas.
Posee una función psico-cultural que facilita el distanciamiento de lo biológico y favorece el acceso a lo simbólico. ¿Qué quiere decir esto? Que el padre permite la instauración de normas y reglas que el niño, poco a poco y a medida que va desarrollando sus capacidades cognitivas superiores, irá internalizando en su psique hasta el punto en que no necesitará reguladores externos para cumplirlas, ya que formarán parte de su sistema de valores y creencias.
Un punto significativo es el que se refiere al papel de los progenitores en la formación integral de los hijos, en especial del padre, a quien actualmente en ocasiones se le excluye de las decisiones más importantes, lo que va en detrimento del desarrollo de los menores. (Núñez Carpizo, 2018)².
Los niños necesitan personas que les ofrezcan modelos saludables y virtuosos de conducta. El papel del padre en esta tarea es sencillamente esencial. Si el padre está ausente, el chico buscará sus pautas de vida en protagonistas de series de televisión, videojuegos, o en compañeros de colegio equivocados. Los adolescentes precisan de esta atención paterna aún más que cuando eran pequeños, aunque se esfuercen a diario por demostrar lo contrario y traten de mostrarse independientes y autosuficientes.
La ausencia de la figura paterna.
La poderosa influencia de un padre sobre sus hijos es única e irremplazable. Los estudios demuestran una serie de diferencias cualitativas entre los niños que han crecido con o sin padre. Los niños que se han beneficiado de la presencia de un padre interesado en su vida académica, emocional y personal, tienen mayores coeficientes intelectuales y mejor capacidad lingüística y cognitiva; son más sociables; tienen mayor autocontrol; sufren menos dificultades de comportamiento en la adolescencia; sacan mejores notas; son más líderes; tienen el autoestima más elevada; no suelen tener problemas con drogas o alcohol; desarrollan más empatía y sentimientos de compasión hacia los demás; y cuando se casan tienen matrimonios más estables.(Calvo Charro, 2015).
Actualmente, muchas familias sufren el denominado por los psicólogos “síndrome de la función paterna en fuga”: aunque el padre está presente físicamente no ejerce su papel. Por el contrario, prevalece un matriarcado social y educativo, que perjudica el correcto y equilibrado desarrollo de los hijos al favorecer personalidades individualistas y narcisistas, pues la madre y su función materna no es por lo general capaz de limitar los deseos de omnipotencia del niño. (Calvo Charro, 2015)
Ronald y Jacqueline Ángel, evaluaron los efectos de la ausencia paterna y concluyen: <<el niño que crece sin padre presenta un riesgo mayor de enfermedad mental, de tener dificultades para controlar sus impulsos, de ser más vulnerable a la presión de sus pares y de tener problemas con la ley. La falta de padre constituye un factor de riesgo para la salud mental. >> (Calvo Charro, 2014)¹.
La masculinidad/paternidad está bajo sospecha y es tratada con hostilidad. En este ambiente, madres solteras, abandonadas, separadas o divorciadas intentan criar solas a sus hijos, en ausencia absoluta de un modelo paterno, con la creencia infundada de que ellas se bastan y sobran, […] ignorando la profunda crisis por la que atraviesa la figura del padre capaz de provocar un desequilibrio en la sociedad de consecuencias muy graves en un corto plazo si no se toman medidas antes de que sea demasiado tarde. (Calvo Charro, 2015).
Conclusión.
La colaboración de los hombres en el hogar y crianza de los hijos es un asunto de justicia y de igualdad que precisa de soluciones prácticas pero que se inicia principalmente con un cambio de mentalidad, femenina y masculina y de la entera sociedad, más que con normas jurídicas, o planes administrativos sobre la igualdad.
‘‘El ser padre incluye afecto, disponibilidad, confianza, respeto mutuo, cercanía, cualidades importantes en una amistad. Sin embargo, para un desarrollo sano, los niños necesitan límites, disciplina y conductas fijadas por los padres, siempre acompañados con amor. Es primordial ir desarrollando una relación de confianza y respeto mutuo, propia de un vínculo sano entre padres e hijos. Las conversaciones deberían darse con un trato cercano y con una escucha activa y abierta acerca de las inquietudes e intereses de los hijos”(Estefan, 2017).
¹Calvo Charro, M. (2014). Padres destronados. La importancia de la paternidad. España: Toro Mítico.
²Núñez Carpizo, E. (2018). La figura paterna en el proceso de socialización. Revista de la Facultad de Derecho de México., LXVIII(278), 127-150.