📅 07 de junio, 2019
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Los estudios de hombres, de masculinidad o de masculinidades, van a plantear, en primer lugar, que la masculinidad es un constructo histórico y cultural, de modo que lejos del determinismo biológico o la mirada etnocéntrica tendente a la universalización de una particular forma de ser hombre, las concepciones y las prácticas sociales en torno a este concepto varían según los tiempos y lugares.
No hay un único y permanente modelo de masculinidad válido para cualquier grupo social o para cualquier momento. Es más, incluso en una misma sociedad las masculinidades son múltiples, definidas diferencialmente según criterios como la edad, la clase social o la etnia. (Jociles, 2001)¹.
Para antropólogos como Matheu Guttman (1998)² se podrían dar tres definiciones (conceptos) de masculinidad:
Fernando Barragán (2002)³, menciona que los mecanismos culturales y sociales utilizados para demostrar que “se es un hombre de verdad” varían notablemente en función de la época histórica, la clase social, la etapa evolutiva y la cultura de referencia –especialmente- por la forma de entender la contraposición entre lo masculino y lo femenino. Asimismo, guarda una relación directa con el sistema de producción, los valores y las normas que cada cultura considera deseables. Debido a que el concepto de “lo masculino” deriva de una construcción social, su significado se modifica en consonancia con los cambios culturales, ideológicos, económicos e incluso jurídicos de cada sociedad, en una época determinada.
¿Qué clase de hombre quieres ser? Si bien no hay un modelo ideal de hombre, ya que las experiencias de vida los hacen diferentes, el reto actual es desarticular las relaciones de poder, los privilegios, el sexismo, la homofobia y así lograr construir relaciones democráticas, igualitarias, equitativas, respetuosas de las diferencias, más placenteras y armoniosas con quienes nos rodean.
La masculinidad como posición social nos facilita concebir a los hombres con identidades políticas diversas. Así, mientras algunos agentes comprometen su acción en prácticas sociales orientadas a preservar sus posiciones de poder y privilegio, otros pueden utilizar esas posiciones para modificar las relaciones sociales en las que se encuentran insertos y transformar la estructura de la que forman parte.(Guevara Ruiseñor, 2008).
En suma, incluir en nuestras vidas el principio de igualdad de todos los seres humanos y el respeto a los derechos fundamentales en todas las instituciones y esferas. Al aplicar estos cambios y ejecutar otras conductas diferentes a las tradicionales, puede surgir algún tipo de crítica, exclusión o rechazo, por lo que es importante que recuerdes que: ¡Todos los seres humanos somos iguales en dignidad y derechos!.(CNDH, 2018)..
¹Jociles, M. I. (2001). “El estudio sobre las masculinidades”. Rev. Gaceta de Antropología.(21).
²Gutmann, M. (Diciembre de 1988.). TRAFICANDO CON HOMBRES: LA ANTROPOLOGÍA DE LA MASCULINIDAD. (U. d. Guadalajara., Ed.) Revista de estudios de género.(8), 47-99.
³Barragán, F. (2002). “Masculinidades en la Nueva Europa: de la homofobia a la ética del cuidado de las demás personas” . Congreso perspectiva sociológica. Una dimensión del orden de género. 23(26). Internacional: Los hombres ante el nuevo orden social, 157-179.