📅 20 de septiembre, 2019
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La resiliencia es la habilidad emocional, cognitiva y sociocultural para reconocer, enfrentar y transformar constructivamente situaciones que causan daño o sufrimiento, o amenazan el desarrollo personal. (Fundación UNAM, 2018)¹
María Isabel Martínez Torres, profesora de la Facultad de Psicología de la UNAM, refirió que brindar y recibir afecto, crear redes de apoyo, fortalecer los vínculos con los otros e identificar qué elementos nos ayudan a superar los problemas y situaciones adversas nos convierte en personas resiliente, es decir, seres humanos con capacidad para actuar de manera positiva ante las adversidades. (Fundación UNAM, 2018)¹
La adversidad se podría considerar como el antecedente o desencadenante del comportamiento resiliente. La adaptación positiva se refiere al éxito en la consecución del comportamiento resiliente y contaría con la intervención de una serie de variables que coadyuvarían en su obtención. Finalmente, el proceso indica que no se trata de una cualidad individual, sino que necesita de la interacción de diferentes mecanismos psicosociales. (García del Castillo, García del Castillo-López, López-Sánchez, & Dias, 2016)²
También juega un papel importante la capacidad creativa para buscar alternativas; además, la autoestima es fundamental, “debemos ser capaces de valorarnos y sentir que merecemos estar bien, aún frente a situaciones difíciles, es decir, sentirnos seguros de poder afrontar la adversidad, reconociéndonos en el derecho de estar bien”. (Fundación UNAM, 2018)¹
La resiliencia se ha analizado como proceso y como resultado. La investigación sobre el proceso de resiliencia se ha orientado a conocer los procesos o mecanismos que actúan para modificar el impacto de una situación de riesgo, junto al proceso por el que las personas se adaptan exitosamente. Ello se ha hecho analizando tanto factores de riesgo como los de protección relacionados con el modo en que el individuo responde ante adversidad. De este modo los de riesgo se asocian con una mayor vulnerabilidad y los de protección con una mayor resiliencia, aunque hoy sabemos que unos y otros operan independientemente (Becoña, 2006)³
¿México es un país resiliente?
México cíclicamente transita en la crisis, que no es un problema que pueda resolverse de forma inercial y menos con la aplicación de medidas similares a las que la produjeron. Se requiere romper con dogmas y actuar en consecuencia. Se requiere claridad y sensatez para aceptar que la adversidad.
Tendremos que reflexionar en lo sucedido y en los cambios vividos y desde ahí, descubrir los pensamientos, emociones y aptitudes que nos ayuden a crecer. Se trata de una respuesta en donde se debate una forma de acoplamiento frente la fatalidad. Ser resiliente no significa no sentir malestar, dolor emocional o dificultad ante las adversidades, la pérdida del trabajo, perdidas económicas, o una enfermedad grave son sucesos que tienen un impacto grande en las personas, produciendo una sensación de inseguridad, incertidumbre o aflicción emocional, miedo (Lozada León, 2014)⁴
En México, se vivieron dos catástrofes que sin duda sorprendieron y movilizaron a todo el país.
Se dice que en 1985 nació la sociedad civil organizada. ¿Qué se tiene que hacer ahora para ver que en el 2017 fue el año cuando nació un país más fuerte y más justo? Ya se demostró al mundo que México es capaz de levantarse. ¿Puede ahora demostrar que es capaz de levantarse transformados? Sí. En palabras de Torres (2017) dice: “Yo veo que somos muchos quienes queremos un país más fuerte que antes. Los esfuerzos de auxilio inmediato –ejército, rescatistas, hileras de ciudadanos—han marcado la pauta hacia un estándar muy alto de sentido de comunidad. La colaboración entre sectores de la sociedad apareció inmediatamente; entre universidades y gobierno, entre gobierno y empresarios: “Rectores y gobierno pactan comité científico para la reconstrucción”; “El Consejo Coordinador Empresarial crea un fideicomiso de reconstrucción”.”
La tragedia es una oportunidad para re imaginar nuestro país.
El elemento más importante de la resiliencia es salir adelante con nuevas capacidades; más preparados para el siguiente golpe. Los grupos de rescatistas que surgieron en 1985 son una manifestación de resiliencia. El Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED) que se estableció a finales de los 80s, es otra muestra. Nuestro país tiene las capacidades de prevención y rescate que hoy tiene, a raíz de aquel 19 de septiembre. (Torres, 2017)⁵
México se ha mostrado como un país unido ante situaciones adversas, por lo cual es conveniente considerarlo como un país fuerte y sobre todo resiliente.
¿Puedo considerarme como una persona resiliente?
Si eres capaz de establecer relaciones sociales constructivas, tener un sentido de ti mismo positivo, dimensionar los problemas, tener esperanza frente a las dificultades, sacarles provecho a las situaciones de estrés, desarrollar iniciativas, ser proactivo, te fijas metas posibles de alcanzar y tienes buen sentido del humor, puedes considerarte una persona resiliente. Permitirte sentir emociones intensas sin temerlas ni huir de ellas, y al mismo tiempo ser capaz de reconocer cuándo necesitas evitar sentir alguna emoción y centrar tu mente en alguna distracción te convierte en una persona más resiliente. Tomarte tiempo para descansar y recuperar fuerzas, sabiendo lo que puedes exigirte y cuándo debes parar, también te hace una persona más resiliente.
Entonces, ¿te consideras una persona resiliente?
Referencias
¹Fundación UNAM. (26 de Enero de 2018). Fundación UNAM.