📅 26 de julio, 2019
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La tristeza forma parte de las emociones y abarca los sentimientos de soledad, apatía, autocompasión, desconsuelo, melancolía, pesimismo y desánimo, entre otros. Se dice que la persona está triste cuando, a nivel cognitivo, se produce una falta de interés y de motivación por actividades que antes eran satisfactorias y se vislumbra la realidad desde un ángulo negativo; sólo se ve lo malo de las situaciones o, cuando a nivel conductual, la persona suele restringir las actividades físicas haciendo muy poco o nada, presenta modificaciones en las facciones faciales y en la postura. Vallés y Vallés, (Citado en Cuervo Martínez & Izzedin Bouquet, 2007)¹.
La tristeza es una de las seis emociones básicas (enfado, miedo, tristeza, asco, sorpresa y alegría). La tristeza aparece como una respuesta visceral ante situaciones de pérdida.(Alecés, 2016). Si consideramos que la tristeza es uno de los sentimientos básicos de todo individuo, podemos entender entonces que forma parte de la subjetividad y que por tanto es parte inherente de la vida de todo ser humano; tanto como los otros sentimientos básicos.
Cruz Pérez (2012) menciona que la tristeza opera en el individuo llevándole a un ‘‘mal-estar’’ ocasionado por algún evento previo, como lo puede ser una pérdida de cualquier tipo. La función de ella parece estar en el procesamiento del acontecimiento previo que llevó a ese estado en el individuo. Es inevitable que se sienta la tristeza, tanto como los otros sentimientos básicos, dependiendo del factor detonante. Entonces la tristeza funge como catalizador de un proceso de reestructuración o de readaptación en el individuo; con lo que entonces su importancia es vital para todos, siendo entonces que puede decirse que tiene una función.
No obstante, la tristeza opera de manera distinta en los individuos pues el temperamento difiere de individuo a individuo de acuerdo a la carga genética que ha heredado más la herencia ambiental que recibe, básicamente de su entorno primario, donde le es importante lo que toda figura de autoridad comunique verbal o conductualmente. (Cruz Pérez, 2012)
En muchas ocasiones se tiene en erróneo concepto de que la tristeza y la depresión son sinónimos, lo cual es falso. A lo largo de la vida seguramente las personas han sentido tristeza por alguna circunstancia desfavorable. Cuando se experimenta esta emoción sin duda se estuvo insatisfecho, decaído, con tendencia al llanto y con ánimo pesimista. Sin embargo, estar triste y padecer depresión es diferente.
De acuerdo con Alfonso Andrés Fernández Medina, médico y psicólogo egresado de la UNAM y especialista en terapia cognitivo conductual, la depresión es un trastorno mental que se caracteriza por la disminución del estado de ánimo; la persona pierde el interés en las actividades que antes disfrutaba. A nivel cerebral hay un desbalance bioquímico de varias sustancias como la serotonina.(Dirección General de Divulgación de la Ciencia, UNAM., 2017)
La depresión no es sinónimo de tristeza; ésta última es un sentimiento natural que se presenta por la muerte de un ser querido, un divorcio, conflictos personales, entre otras causas. Después de un tiempo de estar triste se recupera la alegría. Sin embargo, en la depresión, la desesperanza y la desmotivación no desaparecen por más noticias buenas que se reciban, no basta con “echarle ganas”; por ello, es importante diferenciarlas.
Dentro del trastorno depresivo existen varios tipos. Uno de ellos es la depresión mayor que se manifiesta por una combinación de síntomas que interfieren con la capacidad de trabajar, estudiar, comer o dormir; la persona se siente fatigada casi todos los días. Otro es la distimia, que incluye síntomas crónicos a largo plazo con intensidad leve; la autoestima se ve afectada. (Dirección General de Divulgación de la Ciencia, UNAM., 2017)
Para García y Siverio (2005) (Citado en Cuervo Martínez & Izzedin Bouquet, 2007)¹ “la tristeza puede pasar de ser una emoción adaptativa o un malestar emocional pasajero a provocar depresión, dependiendo de la frecuencia e intensidad con que se viva puede interferir en el bienestar psicológico de las personas hasta llevarlos a desarrollar dicha patología.” Es decir, que existe una relación entre la tristeza y los trastornos depresivos ya que la tristeza es uno de los principales síntomas de la depresión mayor.
El trastorno depresivo está estigmatizado bajo el concepto erróneo de que la persona que lo padece llora todo el tiempo en un rincón; sin embargo, no siempre es así, ya que puede expresar irritabilidad, enojo, falta de concentración, inseguridad, imprecisión a la hora tomar decisiones, así como dificultad para relacionarse con otras personas.
Se puede establecer que la tristeza es parte inherente a la depresión más no es un sinónimo. Se debe entender que la tristeza es un sentimiento y la depresión una enfermedad que, aunque incluye a la tristeza no son lo mismo. Por otro lado, se debe tener la claridad para entender que ‘‘padecer’’ de tristeza es algo natural, más allá de ‘‘normal’’ y que forma parte de todo ser humano con el fin de restablecer el equilibrio emocional en el individuo mediante un manejo adecuado; entendiendo que su presencia es inminente en el transcurso de la vida pero que su manejo depende en gran medida del esquema de vida de cada individuo se ha formado a lo largo de su desarrollo psicológico. (Cruz Pérez, 2012)
¹Cuervo Martínez, A., & Izzedin Bouquet, R. (Noviembre. de 2007). Tristeza, Depresión y Estrategias de Autorregulación en Niños. Tesis Psicológica.(2), 35-47.