📅 09 de agosto, 2019
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Al hablar de las lealtades, plantean que en toda trama de relaciones existen expectativas estructuradas de grupo, en relación con las cuales todos los miembros adquieren un compromiso. Dichas lealtades se estructuran como una trama de obligaciones que no pueden ser ignoradas. Para que el sistema sea sano, dichas expectativas o delegaciones han de ser compatibles con la individuación emocional de sus miembros. Esto quiere decir que los miembros deben ser respetuosos de esos vínculos, puesto que ellos les permiten crecer. Ivan Boszormenyi-Nagy y Geraldine M. Spark, 1983. citado en(Sosa & Francica, 2013)
La lealtad está determinada por la justicia, la historia y los mitos de la familia; así el tejido de lealtad en una familia implica una estructura de expectativa que sostiene a todos los miembros, y que les confiere un compromiso con ella. La lealtad de una familia descansa sobre la confianza, el mérito, el compromiso y la acción. Dentro del sistema familiar, la lealtad puede entenderse como la expectativa de adhesión a ciertas reglas de estos tipos familiares ante la amenaza de la expulsión si se transgreden. La expresión sintomatológica de un individuo a una lealtad familiar problemática debe leerse como la clave para comprender la «delegación» y los consiguientes trastornos de él y/o de los miembros de su familia. (Sosa & Francica, 2013.)
Para Boszormenyi y Spark (2012) citado en(Cifuentes Preciado, 2014) las familias cuentan con sus propias leyes a manera de expectativas compartidas no escritas, por tal razón cada miembro se halla sujeto a pautas variables de expectativas y por lo tanto cada uno puede cumplirlas o no. Paccola (citado en Cifuentes Preciado, 2014) afirma que la lealtad constituye una fuerza saludable o no, capaz de la creación de vínculos de conexión entre generaciones pasadas y futuras en un sistema familiar. A fin de reforzar la definición previa, “la lealtad como actitud individual abarca, entonces, identificación con el grupo, autentica relación objetual con otros miembros, confianza, confiabilidad, responsabilidad, debido compromiso, fe y firme devoción”
La cuestión de las tramas de lealtades en las familias está íntimamente conectada con alineaciones, escisiones, alianzas y formaciones de subgrupos, examinadas a menudo en la bibliografía específica de terapia familiar y estudios afines […] Las alineaciones en esos niveles funcionales o emocionales-experienciales son significativas en la escena cambiante de la vida familiar, aunque hay dimensiones relacionales más significativas de alineación familiar, que se basan en problemas de lealtad cargados de culpa al ser afectados por el balance de las obligaciones y méritos recíprocos. (Boszormenyi-Nagy & Spark, 2003)
Un concepto fundamental de Boszormenyi-Nagy es el de parentificación. La parentificación, es una inversión, una mala concepción de los méritos y de las deudas. La deuda más importante de la ''lealtad familiar'', es la de cada hijo frente a sus padres por el amor, el cariño, los cuidados, el cansancio y las atenciones que recibió desde su nacimiento hasta el momento en que se vuelve adulto. El modo de liberarse de sus deudas es transgeneracional, es decir que lo que han recibido de sus padres, lo devuelven a sus hijos. Lo cual no impide, cuando sus padres se vuelven viejos, que se tenga hacía ellos una atención y deudas, entre las cuales la de ayudarles a vivir sus últimos años, pasar de la vida a la muerte.(Evolución, 2016).
De acuerdo a lo anterior, Las «lealtades familiares» hacen que la familia pase de ser la unidad que nutre a los niños y la plataforma para entrar en el mundo adulto de responsabilidades y compromisos, a ser una compleja trama de relaciones donde existen expectativas estructuradas de grupo, en las que la «moneda de pago» del niño son la autonomía y el control. […] junto a cada integrante que nace en el seno familiar también nace «una deuda» que será parte de la contabilidad familiar.
La deuda es algo que se debe a alguien dentro del sistema familiar, por lo general a un progenitor. Puede haber sido adquirida por la persona o puede ser transmitida a través del sistema de obligaciones e internalizada; así el padre, al impartirle a su hijo su orientación normativa de valores, se convierte en acreedor y transforma al hijo en deudor. Téngase en cuenta que la devolución sana no es para con los padres, sino para con los hijos, es un legado transgeneracional. Se parte de la base de que el cuidado y cariño de los padres no debería generar en el hijo una deuda para con ellos, ya que no es más que su obligación para con aquel al que decidieron traer a este mundo. (Sosa & Francica, 2013.)
Cada familia determina las contribuciones de los individuos a «las cuentas familiares» que deseen saldarse inscriptas en este código, así como también determina la «escala de méritos», las ventajas, las obligaciones y las «responsabilidades» que son reacciones aprendidas, que están en la historia familiar. Cuando hablamos de la responsabilidad adulta en la paulatina conformación de la identidad de los niños, debemos, como terapeutas, colaborar con la familia para develar los «sinsentidos generacionales», para saber disculpar y aceptar el dolor que pudieron haber producido en nuestros antecesores, y modificar o exhibir los valores de actitud que las situaciones exijan. Quizás esta sea la mayor responsabilidad transgeneracional para con nuestros hijos y descendientes.
Tanto en las familias como en otros grupos, el compromiso de lealtad fundamental hace referencia al mantenimiento del grupo mismo. Tenemos que ir más allá de las manifestaciones de conducta consientes y las cuestione específicas si deseamos comprender el sentido de los compromisos básicos de lealtad.