📅 30 de agosto, 2019
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La imagen tradicional de la abuela o el abuelo como una persona muy mayor sentada en una mecedora, contando cuentos a los nietos o haciendo tejidos es en la actualidad claramente inadecuada; por contra, es más fácil encontrarnos a abuelos mucho más jóvenes, todavía empleados, en muchos casos con hijos viviendo aún en casa o incluso cuidando a su vez de los propios padres ya muy mayores. Las condiciones sociales y de salud han incrementado de manera significativa la esperanza de vida y con esto, la presencia de los abuelos en las familias actuales. De las personas de 65 años o más, aproximadamente el de los que tienen hijos son también abuelos y cerca de la mitad de ellos son bisabuelos. El convertirse en abuelo requiere nuevas adaptaciones, un cambio en la propia identidad y en la definición de uno mismo. El nacimiento de cada nieto demanda una redefinición del self del abuelo y un vínculo influido por su pasado adulto y su niñez. No hay normas institucionales sobre la conducta que debe tener un abuelo. (Pinazo Hernandis, 1999)¹
En definitiva, el modelo de lo que deben ser los abuelos no es universal, ni único y admite muchos matices y situaciones, al mismo tiempo que no es igual en todas las edades. Su papel en la educación de los nietos se va modificando continuamente en función de las circunstancias personales y familiares, aunque nunca, excepto situaciones extremas, debe sustituir al papel deben desempeñar los padres. (Larousse.)²
Cada familia es un mundo y cada persona actúa y vive de una forma concreta las distintas etapas de la vida, fruto de experiencias previas (de su infancia y juventud), así como de la manera en que interpreta el mundo, lo que ejerce cierta influencia en los demás miembros del grupo familiar. Los nietos constituyen el eje a través del cual se va a desarrollar el papel de los abuelos.
Las implicaciones que tiene la relación abuelos-nietos son muy significativas ya que ambos van a dedicar una tercera parte o la mitad de sus vidas a este rol; además, los abuelos pueden tener contactos más satisfactorios con los nietos en una relación con menos obligaciones y responsabilidades que los que tuvieron en su relación padres- hijos. Las interacciones entre abuelos y nietos incluyen: visitas por parte de ambos, breves o largas, intercambio de regalos, intercambio de cartas y llamadas telefónicas, intercambio de experiencias. El rol de abuelo ha sido comúnmente denominado «rol sin rol» porque es un rol que no está gobernado por los derechos y obligaciones que tiene, por ejemplo, el rol de padre. (Pinazo Hernandis, 1999)¹
De acuerdo a González Bernal, González Santos, De la Fuente Anuncibay, Marquínez Meneses y Gonzáles Bernal (2010)³ en su investigación ‘‘Funciones que desempeñan los abuelos’’, mencionan ocho conceptos como parte de las funciones que estos conllevan a lo largo de la etapa en que interactúan con sus nietos y de acuerdo al rol que presente cada familia:
Datos recogidos de esta investigación (González Bernal, Gonzalez Santos, De la Fuente Anuncibay, Marquínez Meneses, & González Bernal, 2010.)³ Los abuelos más jóvenes se perciben como fuente de amor incondicional, compañeros de juegos y cuidadores, y los abuelos más mayores, se perciben en mayor porcentaje como modelo de envejecimiento y ocupaciones, y fuente de comprensión de sus nietos. Por otra parte, los abuelos más mayores participan en mayor medida de la función de modelo de envejecimiento y ocupaciones de su nieto favorito y son fuente de comprensión del mismo, consolidando así que la edad parece ser un factor que condicione la relación con el nieto en cuanto a ser comprendido por los abuelos y servir de referencia o modelo.
La edad que tenga el abuelo es un condicionante para la relación con el nieto favorito, y observamos como a medida que aumenta la edad del abuelo disminuye el porcentaje de personas que participan en actividades conjuntas, y que la imagen de la relación varía sobre todo por motivos sociales.
Qué duda cabe que los abuelos juegan un papel importante en la vida familiar. También es cierto que en algunos momentos se les ha exigido, por diferentes razones, todas ellas lógicas o circunstanciales, cierto protagonismo en la educación de los nietos, lo que ha condicionado la aparición de opiniones, actitudes y valoraciones tan diversas, e incluso opuestas, que acaban entorpeciendo o enrareciendo las relaciones entre los adultos y con los mismos nietos.
²Larousse. (s.f.). La casa Larousse. Recuperado el 28 de Agosto de 2019, de Laraousse.es.