📅 28 de junio, 2019
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De acuerdo a la Real Academia Española, el machismo es una “actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres”. Esta definición se expresa, por ejemplo, en las dificultades que experimentan las mujeres para llegar y permanecer en espacios de decisión, la violencia de varones hacia mujeres o también de varones hacia otros varones que no encajan en el modelo de masculinidad hegemónica.
El machismo es una forma de hipermasculinidad usada para describir una actitud de superioridad del hombre sobre la mujer con características tales como agresividad, dominancia, valentía, promiscuidad, virilidad, sexismo, autonomía, fortaleza, papel proveedor y restricción en la expresión emocional. (Duque & Montoya, 2010)¹
El machismo es una forma de hipermasculinidad cuyas características están sujetas al contexto, momento histórico y cultura. El machismo como forma de hipermasculinidad está sujeto a cambios socioculturales. Esto puede observarse en la zona noreste de México, en donde contrario al estereotipo de macho mexicano se demostró un nuevo patrón de masculinidad en hombres adultos. Esta masculinidad se caracteriza por un bajo nivel machista y mayores rasgos expresivos asociados a la feminidad deseable socialmente. (Espinoza Muñoz, Orozco Ramírez, Uresti Maldonado, & Ybarra Sagarduy, 2017.)²
El macho, ''el verdadero hombre'' según la cultura hispana, debe tener ciertas características para que se lo considere como tal y no como afeminado u hombre a medias. Las características sobresalientes del macho con su heterosexualidad y su agresividad. En relación con la heterosexualidad el énfasis es tanto en el carácter sexual como en el hetero. El hombre debe resaltar y demostrar su capacidad fálica. (Giraldo, 1972)³.
Las miradas masculinas en particular son las que apoyan una de las representaciones más típicas de la masculinidad de América Latina, el machismo, y las que dan origen a su manifestación más estridente: el piropo o el acoso callejero, dependiendo del marco teórico y político desde el cual lo analicemos. Como ya indicamos, la mayoría de las estudiantes viven esta escena con malestar, incomodidad y, a veces, miedo. Hay algunas que distinguen entre los piropos abusivos y ofensivos, y otras que los ven como parte de la cultura local y no se inquietan demasiado. (Felitti & Rizzotti, 2016)⁴. Otro rasgo de machismo es mostrar falta de emociones blandas y sentimientos y aun de cierta ternura y amor hacia los familiares más cercanos, exceptuando la madre. Por otra parte, ningún macho debería estar temeroso de nada.
El modelo patriarcal de la autoridad familiar y la conducta verbal tanto del hombre corno de la mujer enaltecen la masculinidad. Todas aquellas actividades que son típicamente masculinas son alabadas y fuertemente inculcadas, incluyendo manifestaciones sexuales y agresivas. Por otro lado, un insulto muy ofensivo usado entre hermanos, padres y niños en general es llamar "señorita" a un niño. (Giraldo, 1972)³
El machismo, como forma autoritaria de expresión del varón sobre la mujer, es una de las tantas formas que tiene el hombre para expresar las partes internas femeninas que le desagradan y que no tolera que pudiesen ser expresadas. Esto lo hace sobre lo femenino despreciándolo, bastardeándolo y hasta, por qué no, también prostituyéndolo (Rodríguez Kauth, Marín de Magallanes, & Leone de Quintana, 1993.)⁵
En una publicación hecha por la UNESCO en 1981 sobre "La violencia y sus causas", el psicólogo social Otto Klineberg advertía sobre esta asociación relacional entre machismo y violencia. México es conocido como la patria de los machos, por excelencia, como el país donde esa patología social es parte del modo de ser, del carácter popular, del inconsciente colectivo, de la superestructura. Esa interiorización se vive en lo público, lo exterior, lo cotidiano, lo personal. En una sociedad como la mexicana, patriarcal, subdesarrollada, dependiente en lo económico, lo técnico y lo científico, desigual y marginadora, la mujer es objeto de diversas formas de violencia. (Lugo, 1985)⁶
Esta formalidad en el lenguaje, que puede parecer una trivialidad para el lector afectado de machismo, no es tal banalidad, debido a que el lenguaje y sus formas expresivas están revelando el significante de los significados con que nos expresamos. Si se quiere -y para el caso particular que nos ocupa- es un indicador revelador de hasta qué punto está influida por ideologismos la separación sexista entre hembras y machos, cuando la misma es sólo una separación de orden biológico.
Fernández (1996) menciona que la demostración y expresión de la masculinidad varía de acuerdo a la época histórica, valores y normas de cada cultura en torno a los cambios sociales y culturales vigentes. En la actualidad cada vez son más visibles diferentes formas de ser hombre que rompen con el antiguo mandato de dureza y poder, los cuales comienzan a presentar más inconvenientes que ventajas en un mundo democrático en el que se proclama la igualdad. (Téllez & Verdú, 2011)⁷.
¹Duque, L., & Montoya, N. (2010). Características de las personas: Actitudes machistas. Programa de prevención de la violencia y otras conductas de riesgo. Medellin: PREVIVA.
²Espinoza Muñoz, M. C., Orozco Ramírez, L. A., Uresti Maldonado, K. C., & Ybarra Sagarduy, J. L. (2017.). Percepción del machismo, rasgos de expresividad y estrategias de afrontamiento al estrés en hombres adultos del noreste de México. Acta Universitaria., IV(27), 59-68.
³Giraldo, O. (1972). El machismo como fenómeno psicocultural. Revista Latinoamericana de Psicología., IV(3), 295-309.
⁴Felitti, K., & Rizzotti, A. (15 de Diciembre de 2016). El “machismo latinoamericano” y sus derivas en la educación internacional: Reflexiones de estudiantes estadounidenses en Buenos Aires. Buenos Aires., Argentina.
⁵Rodríguez Kauth, A., Marín de Magallanes, L., & Leone de Quintana, M. E.(1993). El machismo en el imaginario social. Revista Latinoamericana de Psicología., 25(2), 275-284.
⁶Lugo, C. (1985). Machismo y Violencia. Nueva sociedad Nro., 40-47.
⁷Téllez, A., & Verdú, A. D. (2011). El significado de la masculinidad para el análisis social. Nuevas Tendencias de Antropología.(3), 80-103.