📅 29 de noviembre, 2019
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La violencia hacia la pareja se refiere a un patrón repetitivo de abuso (en relaciones de matrimonio, concubinato, noviazgo o extramaritales) o ex pareja (divorcio o separación), que se caracteriza por una serie de conductas coercitivas esencialmente hacia las mujeres, que incluyen maltrato psicológico, físico, sexual, económico o patrimonial. (García Fonseca & Cerda de la O, 2010)¹
Por lo general, este tipo de violencia se observa desde el inicio de la relación de pareja (incluyendo el noviazgo) y se puede presentar tanto entre parejas heterosexuales como en parejas homosexuales.
La violencia de pareja incluye cualquier comportamiento que cause daño entre las personas que tienen o han tenido una relación íntima, donde la dificultad de resolver los conflictos de manera adecuada puede hacer que una de las partes se imponga y vulnere los derechos de la otra parte. Según la Organización Mundial de la Salud – OMS, la violencia de pareja tiene impacto en la salud, la economía y el desarrollo social, individual y familiar. Además, llama la atención sobre los mayores efectos que esta violencia tiene sobre las mujeres, pues una de cada tres mujeres en el mundo afirma haber sido víctima de violencia física o sexual a manos de su pareja. (Acosta Vélez, 2015)²
Es importante aclarar que la violencia contra las mujeres no solo se presenta en el ámbito de la pareja y es definida como “cualquier acción u omisión, que le cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual, psicológico, económico o patrimonial por su condición de mujer, así como amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, bien sea que se presenten en el ámbito público o privado” (Acosta Vélez, 2015)²
En el noviazgo la violencia aparece con sutileza y se expresa en formas leves como pellizcos, ligeros empujones, pequeñas prohibiciones, descalificaciones veladas o presiones para tener relaciones sexuales. Así es como empieza la violencia en el noviazgo, pues éste no es un compromiso del todo formal. Para muchos jóvenes el noviazgo no es más que un momento para conocerse, convivir y ver si la pareja les conviene para casarse; esto es lo que la Encuesta Nacional de la Juventud encontró. (Aguilar Zenteno, 2010)³
La celotipia es una de las principales manifestaciones de la violencia, así como los pellizcos, tirones de cabello, insultos, chantajes, descalificaciones hasta agresiones sexuales, incluida la violación, son manifestaciones de la violencia en el noviazgo, que puede extenderse al matrimonio y en el peor de los casos, derivar en la muerte de mujeres. (Aguilar Zenteno, 2010)³
Desafortunadamente, muchas veces la conducta violenta no es percibida ni por las víctimas (mujeres en su mayoría), ni por quienes ejercen la violencia (los hombres por lo general), sino que es confundida con una expresión de interés y amor; de esta manera, por “amor" se tolera el maltrato. La violencia en el noviazgo pasa desapercibida también porque el maltrato se asocia a las parejas casadas y con hijos. No se reconoce, principalmente por la desvalorización de las relaciones amorosas entre adolescentes o jóvenes, ya que son consideradas como exageración o "cosas de la edad".
La violencia en la pareja está rodeada de prejuicios que condenan de antemano a las mujeres y justifican a los hombres violentos. Esta es una de las razones principales que sustentan la tolerancia a este tipo de actos y los sentimientos de culpa de las mujeres maltratadas. (Aguilar Zenteno, 2010)³
Desafortunadamente existe una gran cantidad de parejas jóvenes que viven violencia desde el noviazgo; algunas investigaciones han considerado que ésta puede presentarse casi en la mitad de las relaciones de este tipo. Si desde el noviazgo existe violencia hacia la pareja, es probable que en el matrimonio o en la unión libre persistirá y que sea más severa. (García Fonseca & Cerda de la O, 2010)¹
Como se mencionó anteriormente, existen distintos tipos de violencia en la pareja que son (García Fonseca & Cerda de la O, 2010)¹:
La violencia tiene causas sociales y culturales, principalmente, la forma diferencial en que se educa a la mujer y al hombre, ya que a través del proceso de socialización se programa al hombre para ser rudo, fuerte, decidido, agresivo y manifestar coraje, mientras a la mujer se le enseña a ser sumisa y dependiente del hombre. Así, el hecho de que los jóvenes hayan vivenciado este tipo de violencia en sus hogares puede tener como efectos: creer que la violencia es algo natural que tienen que llamarte la atención si te estas portando mal; en el caso de niñas y jóvenes, aprender que la victimización es inevitable y nadie puede ayudarles a resolver ese patrón; emplear la violencia como la técnica más efectiva para resolver problemas en la escuela, con los grupos de pares y con su familia. (Aguilar Zenteno, 2010)³
La violencia de pareja hacia las mujeres va aumentando en intensidad conforme transcurre el tiempo y con frecuencia se extiende a toda la vida, por lo que sus efectos son inmediatos y a largo plazo, por lo que constituye una amenaza para su salud física y mental, así como para su desarrollo integral. (García Fonseca & Cerda de la O, 2010)¹
Es importante poder identificar factores que propicien a la violencia en la relación de pareja, porque mientras más se vaya permitiendo o ‘’dejando pasar’’ esta ira en aumento, por eso conoce e infórmate y sobre todo ten en cuenta que, el amor propio vale más que cualquier ‘’amor’’ que pueda brindarte una pareja.
³Aguilar Zenteno, L. d. (20 de Diciembre de 2010). Instituto Nacional de las Mujeres.